Blood bond [Lestat & Ryunochi Priv]

Llevaba demasiado tiempo sin escuchar voces humanas, pues había estado viajando por lugares aún más remotos que las ruinas, dándose tiempo, como siempre, para reflexionar sobre su inmortalidad. Había estado tan alejado, que no había socializado con ningún otro tipo de "vida".

Cada vez que le ocurría esto se ponía a pensar que tal vez incluso había olvidado como hablar, lo que era una clara señal para volver a estar cerca de la humanidad, y qué mejor lugar que el barrio Ametrino.

Le agradaba como lentamente llegaban los sonidos de la muchedumbre a sus oídos. Cómo los sonidos de vehículos se veían opacados, a medida que avanzaba, por rizas y diversos sonidos de goce. Le llamaban, por sobre todos, la atención de los que provenían del casino, pues no entendía cómo la gente se entretenía sabiendo que estaban perdiendo todo su dinero. Dentro de toda esta gente había una señora regordeta, riéndose a carcajadas con un cigarrillo en una mano, y en la otra una copa de champaña. Tras ella se encontraba un tipo de muy buena apariencia, que pese a mostrase muy afectuoso y preocupado para con ella, sus ojos mostraban una gran aberración, lo que capturó su atención, intrigado por lo que él le haría después (pues era claro que no tenía ninguna buena intención), así es que decidió observarlos un rato a través de la ventana.

Como siempre que estaba meditando, bajaba mucho la guardia, por lo que alguien se le acercara de la nada a hablarle lo tomó por sorpresa, sobre todo si se trataba de un vampiro. Pero aunque sus rojos se encontraban amarillos, la serenidad de la voz del inmortal le dio la sensación de que sólo bastaba con estar en guardia, así es que mantuvo su posición.

- ¿Por qué lo dices? ¿Quién se está preocupando?

Cómo el vampiro seguía dándole la espalda, apoyó la mano en su hombro, con lo que se dio cuenta de que estaba tenso, aunque no le extrañaba. Sin duda, ser sorprendido por un bebedor de sangre no es algo con lo que permanecer tranquilo, pero no dejaba de hacérsele extraño el que no lo haya sentido venir. De cualquier forma, se le hacía muy atractivo el hecho de que pareciera un chiquillo.

- Jajajajajajaja! No necesito leer tu mente para saber que estás preocupado por lo que ese hombre planea hacerle a esa señora, lo que me hace pensar que al parecer, no has leído su mente, y me pregunto por qué.

El hecho de que tocara su hombro, por alguna extraña razón, lo calmó un poco, pese a que detestaba entrar en contacto físico. Pero no podía bajar la guardia, pues algo le decía que ese vampiro, aunque se sentía muy confiable, era muy peligroso.
Aún retumbaba la risa socarrona en su mente, lo que lo distrajo por un momento de algo que le llamó mucho la atención.

- (¡¡¿¿Leer su mente??!! Debe estar bromeando) Disculpa, pero creo que no comprendo el chiste. *Suspira* - Por supuesto que no he leído su mente, y la verdad es que más que preocupación, sólo me llama la atención qué es lo que sucederá. No me interesa si un humano mata a otro. Eso es parte de su naturaleza, ¿No?

El pensar en la posibilidad de que el vampiro lo estuviese tomando por un tonto lo había comenzado a molestar. Ya había perdido totalmente la atención sobre los mortales y la presencia del otro inmortal ya lo estaba incomodando demasiado, por lo que decidió retirarse, para lo cual puso su mano sobre la que estaba posada sobre su hombro, pero al tocarla, instintivamente decidió no hacer ningún movimiento más, pues presintió que algo malo ocurriría si trataba de forcejear.

(Jajajaja! Vaya, sin duda que este es un chiquillo nada más. Al parecer nadie le ha enseñado ni lo básico para ser un vampiro. Nunca pensé encontrarme con uno que no supiera leer la mente)

Al sentir que él posaba su mano sobre la suya en un ademán de quitársela, sintió algo de molestia frente a la insolencia, pues claramente había sido con una actitud desafiante, aunque no osara hacer nada después de ello, cuando él había sido todo amabilidad, a lo que con un rápido movimiento, con la otra mano lo tomó de la muñeca, volteándolo frente a él.

- ¿No crees que te estás pasando de listo chiquillo? dijo, mientras con la otra mano apartaba el cabello que se agolpetó en los ojos del joven chupa sangre, para, de paso, poder mirarlo a los ojos. - Creo que has malentendido mi amabilidad, o es que simplemente eres muy malo presintiendo el peligro. Al parecer no tienes idea de quien soy yo, y no me extraña, pues ni siquiera eres capaz de leer la mente de esa pobre diabla. ¿Qué tal, si a modo de disculpa, comienzas por decirme cuál es tu nombre?

Se quedó mirándolo a los ojos. Y es que aunque presentía el peligro del poder que emanaba aquel inmortal, no le temía. Algo de él le decía que podía confiar en él, o al menos, que no le mataría. Además, se le hacía un sujeto muy interesante y tal vez tenía cosas por enseñarle, ya que nunca ningún vampiro le había enseñado nada. Se podría decir que era un inmortal huérfano, lo que le había costado equivocarse muchas veces antes de poder vivir tranquilo en su condición vampírica.

Pero el hecho de que le tocara el rostro para despejarle la cara sí lo había puesto nervioso. Jamás se acostumbraría al contacto directo, y la mirada de aquel era muy intensa. Después de persistir unos minutos con el contacto visual, desvió la mirada.

- No es que haya malinterpretado tu amabilidad.... - Lo mira de reojo - Es que algo me dice que no debo temerte, o al menos desconfiar de tí.... en cuanto a mi nombre... es Ryunochi, pero deberias saberlo... supongo que tú sí puedes leer la mente, no?