Silver Garden! priv. Alphonse

Ya entrada la noche y la temperatura había descendido unos cuantos grados, haciendo que todos los huéspedes del hotel se refugiaran dentro lo mas rápido posible, el cielo se cubrió de nubes y el viento aumento su fuerza, pero aun así Gin debía salir a cuidar a las personas que se hospedaban en el hotel, hizo el cambio de turno en la recepción y se fue a cambiar la ropa o mas bien a quitársela para poder hacer la ronda en una forma mas cómoda para patrullar el área y mantener seguras a las personas.

Ya en su forma de lobo se mantuvo vigilando todas las áreas posibles estuvo así durante horas hasta que se dio por vencido, dándose cuenta de que nada pasaría como en las noches anterior es, ahora que existía el rumor de que un enorme lobo atacaba y devoraba personas, nadie se atrevía a llegar al hotel caminado y menos en una noche tan oscura como esta, cambio su rubro si comenzó a correr hasta los bosques que estaban mas alejados de la zona del hotel y al legar cerca de un riachuelo se detuvo si iba mas aya seria peligroso podrían haber cazadores o soldados.
- bien hasta aqui llego- se dijo mentalmente y retomo la marcha para volver al hotel pero ahora lo hizo caminando a paso lento también era agradable sentir la naturaleza en la noche cuando todo esta mas vivo que en el día.

Se detuvo en un claro a observar la luna tenia claro que los lobos le aullaban pero no entendía el porque se había dedicado a estudiar sobre sus genes, algo extraño también era toparse con un lobo blanco como el se supone que todos son de colores tierra como el marrón o negro, pero al no ser un animal por completo no sentía la necesidad de aullar a la luna como el resto de los lobos.

- Esta es una de las noches mas oscuras que eh visto - pensó contemplando la hermosa luna azul y esta haciendo que el pelaje plateado de Gin brillara haciéndolo ver como un extraño animal.

No se percato de que alguien lo estaba mirando hasta que dejo de poner atención a la hermosa luna, agudizo su audición para escuchar al intruso solo movió sus orejas, esperando alguna respuesta pero como no lo vio venir giro su cabeza para poder mirarlo mejor, se puso de pie y camino a paso lento hasta quedar a tan solo dos metros, si el intentaba algo podría saltar y salir corriendo del lugar, pero al verlo de cerca no parecía de esos tipos brutos con los que solía pelearse antes.

Se quedo un buen rato mirándolo directo a los ojos tratando de deducir lo que quería hacer, pero se veía tan nervioso como cualquiera que se topara con semejante bestia en plena noche, camino hasta tocar con su hocico el cabello negro del chico lo olio descubriendo en el un aroma poco común en los humanos, cerro los ojos y lo siguio oliendo como si la vida se le fuese en ello, extrañado por no poder descubrir de donde provenia la esencia, miro las ropas que tenia parecían sucias manchadas con barro, trato de hablarle pero se dio cuenta de que por mas que le dijera algo el no le entendería.

Retrocedió hasta colocarse detrás de un árbol de tronco ancho para no ser visto por el hombre, y volviendo a su forma humana asomo la cabeza - hola..- saludo un poco temeroso de la reacción de pelinegro, - puedo llevarte a un hotel que esta por aquí cerca podrás cambiarte esas ropas y darte un baño- ofreció mirándolo solo con el torso al descubierto esperando la respuesta del joven.

Esperaba que el chico aceptara no parecia estar en muy buenas condiciones y la ropa que traía no parecía ayudarle mucho a mantener calor corporal, se veía bastante delgada y maltrecha.

Observó con terror como la criatura se daba cuenta de su presencia y parpadeó varias veces al notar que le fijaba la vista. Había oído que si se quedaba quieto no alarmaría a nadie, así que eso hizo. Bien sabía que si éste quisiera atacarlo, lo hubiera hecho en el momento que cruzaron sus miradas. Así que trató de relajarse un poco.

Nunca había tenido algún tipo de acercamiento a animales de esa índole. Desde lejos su pelaje era llamativo, y observándolo con más detenimiento tomaba esa característica de “hermoso”. Se sobresaltó al verlo acercase y se tensó por completo cuando a pocos metros, el perro comenzó a oler su cabello. ¿Sólo era eso? Aquella cálida respiración en sobre su cabeza se sentía de alguna forma bastante agradable, le trajo un poco de confianza de aquella criatura tan peculiar. Temía aun así que le haría algo más, así que tratando de amistarse con él comenzó a subir lentamente su mano para acariciarle aquel pelaje tan llamativo, pero en el momento que sus dedos iban a palparlo, éste se alejó escondiéndose detrás de un árbol.
-Hey, no te vayas…- Se sorprendió al él mismo cuando pronunció tales palabras y dándole algunos pasos para seguirle el rastro, se detuvo en seco cuando escuchó una voz humana saludándolo. Observó anonadado al hombre que comenzaba a salir detrás del árbol donde aquel lobo había ido. Lo primero que pensó del hombre, fue que quizás era el dueño del lobo, así que con la mirada buscó al can. Al no encontrarlo y a notar bien los rasgos del otro comenzó a reír de forma nerviosa. –H-Hola…- Había oído lo que el otro le estaba ofreciendo y bajó por un segundo la vista a su ropaje.
-¿Hotel? ¿Podrías llevarme ahí?- Abriendo sus brazos sin dejar de mirar su ropa, alzó ambas cejas y sonrió –Me vendría bien que me ayudaras… me gust-¡Aah!– Interrumpió con un pequeño grito lo que decía y se acercó a él- ¿Qué eres? –Estaba cautivado, nunca había visto algo así, había escuchado historia de gente que poseían esa naturaleza, pero nunca pensó que podía ser cierto. Su vida giraba en torno a humanos, personas que buscaban el placer ante todo, es por eso que algo así el sorprendía. Alphonse no sabía juzgar. No, más bien, No tendría cara para hacerlo. Así que observándolo detenidamente, se acercó a un más para verle directamente el rostro y volvió a reformular su pregunta. - ¿Qué eres?... Mejor dicho, ¿Quién eres?- Su cuerpo aun temblaba leve, aunque no sabía bien si era por miedo o frío.

Cuando noto que el chico se acercaba instintiva mente trato de cubrirse, el quedar desnudo era lo que mas detestaba cuando se transformaba en lobo, pero el estar protegido por el árbol ayudaba, aun así no resultaba tan gratificante sentir la corteza dura y rasposa del árbol. lo miro extrañado por su reacción era extraño que alguien preguntara quien era o que era ya que siempre evitaba que los humanos lo vieran transformarse, tampoco supo por que razón actuó diferente con el pelinegro quizás por que no representaba una gran amenaza para su trabajo y se veía muy desvalido.

- Soy un experimento tengo ADN de lobo en mi sangre - dijo mirando directo a sus ojos para ver la reacción que tenia el chico - me llamo Gin...Gin Komura, soy el cuidador de esta area - dijo extendiendo su mano desde atrás del árbol - Y tu como te llamas? como fue que llegaste a este lugar? - pregunto volviendo a mirarle pero ahora con una pequeña sonrisa en el rostro.

- Puedo llevarte al Hotel pero estaba lejos la mejor forma es que te lleve en el lomo si no te molesta claro - dijo saliendo de la protección que le brindaba el árbol para transformarse de nuevo en el lobo que era antes.

Se acerco a el, acostándose en el suelo para que pudiera subirse a su espalda. Lo observo mientras esperaba a que el pelinegro dijera o hiciera algo parecía que empezaría a llover pronto. - vamos sube - le dijo aunque sabia que el chico no podría entenderle mas bien escucharia solo pequeños ladridos salir del hocico del lobo.

Cuando Alph estuvo sentado en su lomo y bien afirmado comenzó a correr despacio para que el menor se acostumbrara y después ya no le importo lo rápido que estaba corriendo, al llegar a la mitad del camino se sintió un fuerte trueno en el cielo que provoco el inicio de la lluvia, que mas tarde seria una de las primera tormentas del año.

Al llegar al hotel ya estaban empapados de agua hasta los huesos, Gin llevo al pelinegro a su casa que estaba detrás del hotel abrió la puerta con el hocico y se agacho para que Alph se bajara, Gin entro solo hasta la parte del recibidor y volvió a su forma humana quedando desnudo frente al pelinegro, provocandole un leve sonrojo en las mejillas haciendo que corriera hasta su cuarto tomo una toalla y se seco el cuerpo y puso un kimono de color blanco, al salir tomo otra toalla y se la llevo al menor.

- toma sécate, ese es el baño -dijo apuntando a una puerta al final del pasillo - puedes bañarte si quieres ahi dentro hay un kimono azul que te vendrá bien puedes ponértelo, preparare algo para pasar el frio - dijo sonriendole y entrando a la cocina.

Mientras cortaba la carne y salteaba las verduras, se dio cuenta de que era la primera vez que recibía a alguien en su casa ni siquiera su dueña había entrado a la casa que ella misma le fabrico, solía mantenerse en una de las casas cercanas al pueblo, y Gin solía visitarla cuando ella lo necesitaba.
Pero ahora era diferente era un hombre el que estaba aquí y no lo conocía solo se dejo llevar por su instinto animal, ahora tendría que esperar a ver como resultarían las cosas, no podía hospedarlo en el hotel por que ya no habían vacantes y lo había olvidado por completo asi que el traerlo a su casa fue lo unico que le quedo.

Nunca se habia sentido tan nerviosos como lo estaba ahora y se había dado cuenta solamente por que las manos le tiritaban cosa que no había pasado anteriormente claro que antes nadie había estado en su casa, se sentía invadido, aun así debía romper con eso no era para tanto ya era un hombre adulto. Sirvió los platos estaba listo para arreglar la mesa cuando vio entrar al pelinegro, - woow ese kimono te queda bien - dijo sonriendole y colocando los platos sobre la mesa - vamos ven a sentarte , suelo cocinar cuando estoy en la cocina del hotel pero nunca la pruebo - dijo sentándose y tomando su servicio para empezar a comer.

Probo el caldo de verduras esta sabroso pero no sabia lo que el otro podria pensaría lo vio comer perdiendo se completamente mirando el cabello y la piel blanquecina esos labios que parecían ser suaves al tacto, se sorprendió cuando se dio cuenta en lo que estaba pensando y se puso de pie caminado hasta el ventanal que dejaba ver la lluvia del exterior iluminando la noche los truenos y relámpagos que caían de vez en cuando - como esta la sopa te a gustado? - pregunto apoyando su mano en el cristal de la ventana.

- Es relajante escuchar como cae la lluvia - susurro apoyando la frente en la ventana, se mantuvo en silencio uno minutos hasta que se dio cuenta de que no sabia nada del chico se giro y camino hasta la cocina donde sirvió tè verde uno para el y otro para Alphonse y se fue a sentar sofá - Me vas a decir como fue que llegaste a ese lugar, nadie suele caminar solo por el bosque y menos de noche, que te paso - pregunto mirándolo intrigado por saber algo mas del pelinegro que había llamado su atención. Extendió su mano donde tenia uno de los jarros con te verde y se lo ofreció al menor.

Sonrió ampliamente al escuchar aquél cumplido y se miró el kimono sintiéndose algo avergonzado. –Nunca había usado algo así- Observó la mesa y suavizó la mirada, todo se veía delicioso y no había comido hace unos días. No recordaba cuantos, con exactitud. Se acercó a la mesa y se sentó donde mayor le había indicado y le escuchó atentamente sus palabras. Agarrando su servicio, comenzó a probar la comida, la cuál estaba deliciosa y con cierta desesperación comenzó a comer un poco rápido. –Wow, esto está delicioso, me encanta…- Sonreía y probaba la comida con gusto. –No había probado una comida casera hace un tiempo, eres bueno haciendo esto.- Cuando alzó la vista al otro, se sorprendió viéndolo cerca del ventanal observando la lluvia.
Bajo de a poco la vista, examinando con cautela el cuerpo del otro, por alguna razón su piel le pareció de cierta forma llamativa. Y aquél kimono, que quizás acostumbraba a usar, le quedaba perfecto. Fijó la vista en su cabello, brillaba y tuvo el impulso de tocarlo, pero no se movió de donde estaba. Sonrió y terminó su comida. –Me ha encantado-
De alguna forma sentía curiosidad por el muchacho, sus acciones, sus palabras le daban la confianza que había perdido hace un tiempo y eso le hacía actuar de una forma la cual no acostumbraba. Cerró sus ojos un poco para despejar y suspiró. Hubo un silencio mientras el otro observaba por su ventana y eso le dio tiempo para observarlo fijo. Luego, sin decir nada miró las acciones del otro y le siguió hasta el sofá sentándose a su lado. Titubeó un poco cuando el otro le preguntó sobre él, pero no podía evadir lo que le preguntaba, así que decidió contarle: -Al parecer fui drogado y cuando desperté estaba en medio del bosque, perdido.- Sonrió leve y prosiguió- No me sorprende, algunas veces despierto en lugares que no reconozco y me cuesta volver al lugar que estaba. Quizás ni siquiera tengo un lugar fijo… no lo sé.-Se encogió de hombros ligeramente y tomó su té verde, sólo sintiendo el aroma de éste- Vivo del placer y me mantengo vivo vendiendo mi cuerpo. –Le dijo con un todo sombrío, tratando de ser frío y mirando a los ojos al otro para ver su reacción.

Mientras bebía su te, escuchaba atentamente lo que decía el menor, se sorprendió pero esa emoción solo se quedo en su cuerpo ya que no se noto en su rostro mas bien parecía que lo que decía el pelinegro no le era de importancia, pero en realidad no era así, estaba preocupado y quería seguir sabiendo el porque de lo que le había pasado pero por lo que dijo Alphonse era algo que solía ocurrir repetidas veces.
Para Gin quien había pasado por cosas parecidas ya había aprendido a sobrellevar lo ocurrido hace algunos años, y lo que pasaba con Alph le parecía triste, pero no algo tan grave como para no solucionarlo con ayuda.

- Entonces fue por que te drogaron que quedaste a la deriva sin saber como volver - dijo tratando de entender el por que de todo aun que al ya se lo hubiese explicado - y por que sigues acostándote con personas que tu no conoces eso es mas peligroso, que ser drogado puedes enfermarte de algo, no haz pensado en dejar de hacerlo - comento usando un tono casi paternal para tratar esta situación.

- Que hubiera pasado si yo te hubiese atacado en el bosque, ya no estarías vivo sabes cuantas personas han muerto en el mismo lugar donde tu estabas - dijo ahora si mas enojado que antes. Ahora si estaba un poco preocupado por el chico, cosa que le hizo acercarse y acariciar los cabellos del pelinegro - no vuelvas hacer eso tu vida es mas importante que conseguir placer- le dijo bajando su mano hasta la mejilla.
- No te preocupes mientras este bajo mi cuidado nada te pasara, - dijo sonriendole.

Tenía miedo de lo que Gin pudiera decirle, pero por alguna extraña razón sintió un alivio al escuchar sus palabras, sabía que estaba de cierta forma siendo regañado, no quedaba otra que aceptarlo ¿Pero por qué se sentía tan aliviado? No recordaba que alguien le hablara así y ladeó su cabeza un poco –Sabes, es la primera vez que alguien me reprende por lo que estoy haciendo.- Dijo sin pensar mientras miraba fijo al mayor. Aquella mano sobre sus cabellos le sentaban de maravilla, la calidez de ella se le hacía agradable a tal punto de cerrar sus ojos levemente. –Lo malo de todo, Gin.- Pronunció su nombre con suavidad y un tono calmado, subiendo una de sus manos en busca de la del mayor, quitándola lentamente de su mejilla- Es que de tanto trabajo, creo que terminó por gustarme lo que hago. –Lo miró de forma ladina y sonrió- No, lo que pasa es que he crecido pensando que esa es la forma correcta de buscar placer. –negó levemente con su cabeza y le dio un apretón suave a la mano de Gin que aún tenía en su poder.
-¿Por qué no me atacaste?- Le preguntó con cierto temor. Y además algo conmovido por sus últimas palabras. –“Bajo a tu cuidado”- Susurró para él y sonrió- ¿Por qué cuidarías a alguien como yo?

Se mantuvo observándolo en silencio mientras este hablaba, en el ambiente se sentía una tranquilidad casi relajante que le hizo sonreír cuando le contó que era la primera persona que le retaba y eso le causo mucha gracia, al sentir la mano del pelinegro tomando la suya se quedo mirándolas fijamente era la primera vez que alguien lo tocaba desde que había sido comprado, nisiquiera su dueña lo había utilizado con fines sexuales solo lo compro como seguridad y dio gracias por eso.

- gustarte?, Alph hay formas de buscar placer y la que tu encontraste es la mas fácil,- dijo un poco molesto, por no entender la razón que tenia Alphonse para vender su cuerpo y obtener placer de ello, no era algo que a Gin le gustara era algo mas anticuado para eso casi como una niña esperando a la persona indicada para hacerlo.
- no lo se, quizás por que tuviste suerte de que no estuviera enojado - le dijo sonriente, tomado el ultimo sorbo de te verde que le quedaba.

- sabes Alph nunca había conversado tanto con una persona, ellas siempre se van creen que soy peligroso, pero apareciste tù un imbécil que no corrió cuando me vio en el bosque - dijo riendo mas fuerte ahora, tomo la mano de Alph y se la llevo a la boca, rosando sus labio por los nudillos - llamaste mi atención desde el primer momento en que mis ojos te vieron, no se a que se debió, creo que al lobo le gusto tu aroma - dijo oliendo la piel de Alphonse.
El propio Gin no entendía que era lo que le pasaba a su cuerpo no se había sentido así jamas, nunca le había ocurrido cuando era humano, pero ahora era una extraña sensación que lo hizo ponerse de pie y dirigirse a la cocina como si estuviera arrancando de alguien, y ese alguien debía ser Alph, no se veía peligroso pero lo que le dijo se le quedo dando vueltas en la cabeza.

Se quedó pensando un momento. ¿Habían razones por las cuáles disfrutara de verdad lo que hacía? Nunca había pensado en profundidad sobre eso y comenzó a buscar algunas con el fin de decirle con totalidad su punto al otro, pero no lo consiguió. -Quizás, no es que me guste, sino que debe de gustarme.- Susurró para así bastante bajo, pasando una de sus manos por su flequillo desgreñándolo un poco.
Dio un suspiro, bebió un poco de té y sacudió su cabeza alejando aquellas ideas de su mente. Cosa que se le hizo fácil al escuchar con detenimiento las palabras del otro. -Oh, no me gustaría verte enojado. – dijo riendo mientras volvía a sorber de su té que había tomado un sabor bastante agradable de un momento a otro. Calló su risa para escuchar lo que el otro iba a decir y no pudo evitar carcajear cuando escucho lo de “Un imbécil que no corrió” - ¡Hey! Quedé en pánico, cualquiera se asustaría con tal animal en medio de un bosque… -Sin dejar de reír, dejo a un lado la taza de té y miró a Gin directamente a los ojos –Además, no pude moverme, pero cuando te vi de lejos tu pelaje en la noche era realmente bello- Sonrió ladino, ni siquiera se había dado cuenta que su mano estaba siendo sostenida por el mayor, pero en el momento de sentir los labios del otro sobre su mano se estremeció leve. Comenzó a reír nerviosamente y se sonrojo por las palabras que decía. -¿Aroma? Yo… - Se sobresaltó cuando observó al otro correr hacía la cocina y se levantó en su búsqueda con una sonrisa en sus labios.
-No te vayas…- Ah, esas palabras le habían recordado la primera vez que lo vio esconderse tras el árbol y no pudo evitar reír. Le tomó de la muñeca o más bien del kimono y amplió su sonrisa -¿Por qué huyes de mí? –Se acercó al rostro del otro mirándole directamente a los ojos, pero de un segundo a otro se perdió en el color dorado de su iris y aquellos ojos le parecieron hermosos, cálidos. Y le trajeron buenos recuerdos de obras las cuales había leído. Le recordó también el atardecer y casi perdido en su mirada no pudo notar mucho la cercanía que disponía entre ambos- No me había fijado, pero tus ojos son… acogedores. – rió por tal adjetivo dándose cuenta de lo cerca que estaba del otro y se alejó para no incomodarlo. –Perdón…- Susurró algo preocupado por la reacción del otro, había actuado sin pensar y antes ya había tenido problemas por lo mismo-

Se detuvo al entrar a la cocina cuando escucho la voz del menor, se asombro cuando este lo siguió no pensó que haría tal cosa, y todavía no había logrado calmarse y esa extraña sensación seguía molestandole el cuerpo, se giro cuando sintió el el agarre en su ropa y lo miro sin saber que responder - no estoy huyendo solo traje esto a la cocina - dijo mostrando el jarro que sostenía en su otra mano. Trato de soltarse del menor pero no lo logro, vio como el pelinegro lo miraba de una forma que le pareció extraña.

- Aah..gracias...- dijo desviando la mirada cuando se percato de que Alphonse estaba demasiado cerca de le el - yo creo que ya es hora de que vayamos a dormir - dijo cambiando el tema en el cual giraba la conversación - ven, vas a dormir en mi cama - dijo tomándolo de la mano y llevándolo a la habitación - bueno dormirás aquí - dijo señalando su cama - yo ocupare un futon que tengo guardado - comento caminando hacia una puerta que servia de guarda ropas, saco el futon y lo puso a un metro de distancia de la cama donde dormiría Alphonse.

Cuando hubo ordenado todo miro a Alphonse, hasta ahora no se había dado cuenta de que el chico que tenia en frente era bien parecido una linda piel, hermoso cabello, sacuadio la cabeza por lo que había pensado, pero no podía negar que el chico era atractivo de seguro tenia un montón de gente que pagaba por tenerlo.

Se sorprendió por las palabras del otro al parecer había dicho algo inapropiado, sonrió divertido por sus acciones y cuando iba a decir algo el otro cambió la conversación. Por alguna extraña razón había disfrutado la actitud de Gin, de alguna forma sentía que era diferente a las demás personas que había conocido y eso le cautivaba un poco.
-¿Ah? Pero no es necesario yo… -Trató de decir mientras era jalado por el otro hasta la habitación. Estaba tocando la mano del mayor, la misma mano que pocos minutos atrás le había acariciado tan suavemente el rostro. Miró la cama y se fijó que el otro había puesto el futon bastante lejos de él.- No puedo usar tu cama, por favor, sería abusar de tu hospitalidad.- Estaba levantado a un costado de la cama y miró con vergüenza la cama que le ofrecía el otro. Estaba tan cansado que dormiría en el suelo si fuera necesario- Ah… Al menos dime que no te molesta en absoluto. Yo puedo dormir en el sofá, no tendría problemas.- Trataba de dar otra solución, pero sabía que aunque insistiera tendría que quedarse ahí así que suspiró resignado sentándose al borde del catre- Dime Gin… -Lanzándose hacía atrás quedó mirando el techo recostado a la mitad de la cama con los pies colgando- ¿Siempre ayudas a las personas desamparadas? –Riendo suave pensó un poco negativamente. Estaba encantado por la amabilidad del mayor y eso le hacía sentirse bien. Pero quería verificar si la actitud del otro era siempre la misma con todos. Por alguna razón deseaba salir de esa pequeña duda. Cerró sus ojos lentamente y los volvió a abrir, para recitar en una voz casi inaudible una pequeña estrofa de un verso, que había recordado. –Y debes saber, que quizás de noche me den ganas comerte así que hiciste bien en poner bastante lejos de mí con el futón- Dijo de repente en tono de broma mientras se volvía a sentar y le sonreía burlón- hahaha, terminaré por asustarte.

Observo a Alph sentarse en su cama y recostarse, parecia muy cansado quizas de cuando que no dormia en una cama, pero ahora estaba seguro aqui dentro bajo un techo. Volvio a concentrarse en el menor quien ahora se dedicaba a preguntar.
- Eres la primera persona que traigo a mi casa - le dijo ordenando algunas cosas y guardando otras que se encontraban tiradas por el suelo, para ser una persona que vivía sola, no estaba acostumbrado a mantener las cosas en orden.

Se giro para cerrar la puerta a la pieza fue en eso que escucho la voz del pelinegro, quien parecía haber susurrado la oración, Gin sintió como esa extraña sensación volvía a su cuerpo por lo que se dio vuelta y camino a hasta donde estaba Alphonse subió una de sus piernas apoyándola justo a un lado de sus piernas y coloco ambas manos cada una a un lado de la cabeza del menor, y le sonrió de una manera poco usual en el.

- eso es una amenaza - le dijo acercándose mas a el, ya no podía estar escondiendo esa sensación tan extraña, que atribuía a las hormonas del animal en su interior.
- soy yo el animal aqui, asi que yo podria debortarte por completo- le dijo sonriendo de forma ladina, acercandose mas a los labios ajenos.

Su cuerpo se tensó y vibró de forma placentera… Claro, él podría devorarlo, tanto literal como metafóricamente. Vio aquellos dulces ojos color miel y se perdió en ellos, que estaban cada vez más cerca. Se sonrojó ligeramente por la posición del mayor. Estaba totalmente acorralado, si Gin quisiera hacerle daño de seguro no podría hacer nada contra eso. Sin embargo, confiaba un poco en el contrario, ya que lo poco y nada que había pasado con él, no le había hecho daño así que no habría razones para pelear.

Sintió en su interior nacer una extraña sensación, la misma que había sentido segundos atrás cuando el otro cerró la puerta de la habitación. No podía volver así mismo con el contrario tan cerca, le miró fijo mientras se mordía ligeramente el labio y con su mano se tocaba las muñecas. –Tienes razón, tú eres el animal, pero no te creo capaz de devorarme.- Retándolo no sabiendo exactamente a qué Alzó una ceja y sonrió amplio casi rozando los labios contrarios. ¡Sí, que cerca estaban! Era sólo un movimiento para poder besarlo. ¿Pero por qué deseaba hacerlo? Desvió ligeramente la mirada para encontrar la respuesta y cerró los ojos.
–No puedo pensar así…- inclinándose levemente hacía delante le besó corto en los labios y desvió la mirada rápido. ¿Qué iba a pensar Gin? Y ¿Por qué no podía aclarar su mente? Mordió otra vez sus labios y sintió como su estómago se revolvía. “Siempre actuando sin pensar…” pensó mientras trataba de gesticular algo. –Perdón, no debí hacer eso… Y-Yo sólo quería molestarte porque te habías puesto muy lejos de… tu cama. - Y no sabía por qué razón se ponía de esa forma, notablemente una reacción no muy frecuente en él.

Se sorprendió bastante con el actuar del pelinegro, aunque en realidad no lo demostró en sus ojos, solo sonrió cuando Alphonse desvió la mirada, un gesto que encontró muy tierno y más cuando empezó a disculparse por lo que había hecho - Alphonse... - pronunció su nombre en un susurro lento cerca del oído del pelinegro - ¿Por qué te disculpas? ¿No es algo que iniciamos los dos? - dijo bajando la mano y metiendo ésta dentro del kimono tocando la cadera del menor - Tu piel es muy suave y delicada como la de una chica - dijo pasando su lengua por la oreja del menor.

Lo que sucedía con su cuerpo no podía comprenderlo era algo extraño algo poco usual en alguien que dedicó su tiempo libre a leer y enterarse de lo que había pasado durante los años que estuvo encerrado, claro que sí había estado con mujeres antes de ser llevando, pero ya no recordaba como se sentía, o cuales eran las emociones y sensaciones que tenía que tener, esto era algo nuevo para él, pero estaba tan excitado en ese momento que se dejo llevar por completo.

Se detuvo para apreciar al menor, sacó la mano de su cadera y la llevó hasta donde se encontraba el nudo del cinturón que amarraba el kimono y lo desenredó abriendo el kimono, dejando desnudo al pelinegro, observó el cuerpo delgado y bien formado del chico el cual poseía una tonalidad blanquecina. Bajó su cabeza hasta el ombligo y con la punta de su lengua tocó la piel y fue subiendo hasta llegar al pecho donde observó el rostro del menor. Sintió en ese momento su cuerpo arder y supo de donde venía; se mordió los labios de forma lasciva y besó al menor de una forma muy apasionada.

- Creo que estas en peligro - dijo separándose un poco para poder respirar y seguir con lo que estaba haciendo, apoderarse de los labios ajenos y disfrutar tocando el cuerpo del menor.

Un dulce escalofrío le recorrió el cuerpo al sentir la voz tan dulce de Gin; se estremeció por la mano sobre su cadera y jadeó bastante suave. ¿Qué tenían estas manos de especial? Eran cálidas y sutiles, le tocaban con cuidado y eso le hacía sentir bien, le hacían sentir seguro. -Tu mano… -Susurró sonrojándose levemente cuando sintió aquella lamida sobre su oreja y llevó una de sus manos hasta su boca. –No me compares con una chica… -Le replicó mientras quitaba su mano lentamente y le miraba fijo con un ligero ceño fruncido que se le olvidó rápido cuando sintió que el mayor quitó su mano. ¡Oh, no que no la quitara! se sentía tan bien, Pero había pensado rápido más se encorvó ligero cuando se vio desnudo sin aquel hermoso kimono. Sólo con la mirada del mayor sintió una extraña excitación nacer de su cuerpo, removió sus piernas intranquilo y se sobre saltó cuando sintió la tibia lengua sobre su abdomen… ¡Oh por dios! No pudo evitar gemir suave y sonrojar mientras le miraba directamente a los ojos. –Nnhg… Gin ¿Qué ha-Fue interrumpido por un apasionado beso que correspondió con frenesí, introduciendo su lengua para jugar con la contraria usando sus brazos para rodear el cuello ajeno mientras le besaba.

-Quizás me guste estar en peligro…- Le dijo mirándolo directamente tratando de recuperar la respiración que el beso le había quitado y se sentía tan bien las manos del otro sobre su propio cuerpo que no podía evitar gemir por aquello. – Quiero estar en peligro…- Le susurró mientras trataba de salir de aquel trance donde le había dejado el mayor y movía sus manos acariciándole suavemente los hombros, metiendo sus manos dentro de la vestimenta, acariciando la clavícula contraria, bajando sus manos por el pecho abriendo el kimono a la fuerza. –Devórame…- Le pidió mientras acercaba su boca hasta los labios contrarios y bajaba lentamente por el cuello llegando a besarle los hombros.

Quería envolverse por esa sensación tan extraña que le envolvía cuando Gin le tocaba, quería sucumbir ante el deseo sin detenerlo. ¡Que lo devore! Sí, eso deseaba… quería sentir aquellas manos tan gentiles sobre él. No podía evitar pensar cada vez que era la primera vez que deseaba ser tocado. ¿Qué tenía Gin? ¿Por qué lo volvía loco hasta llegar al punto de pedirle “que lo devorara”? No lo sabía, sólo sabía que no podía evitar gemir y desearlo con desesperación así que se dejó acariciar y besar por el otro, sucumbiendo ante el deseo del cuerpo contrario.

Ya no había tiempo para detenerse, había dado el paso adelante y por las respuesta que recibió del menor se vio con mas animo para avanzar, siguió besandole y tocándole el pecho, se detuvo para jugar con su pulgar apretando uno de los pezones mientras besaba y mordía suavemente el cuello ajeno, soltó una pequeña risita cuando escucho salir de la boca del pelinegro tales palabras "estar en peligro", lo miro fijamente manteniendo la sonrisa picara en los labios - no tenias por que pedirlo iba a comerte de todas formas - le dijo apretándole el trasero.

No entendía como no había hecho esto antes, se sentía increíble aunque creía que todo se debía al ADN del lobo, aun así se dejo llevar siguiendo las lineas del cuerpo de Alphonse, la piel suave que este tenia le hacia querer devorarlo lo mas rápido posible pero prefería ir lento y disfrutarlo mas para obtener mayor placer.

Se detuvo para mirar al menor viéndolo sonrojado y jadeando,con una expresionde completa lujuria en el rostro, eso hizo que algo en el despertara, se miro la entrepierna y descubrió de donde venia esa extraña sensación que lo estaba volviendo loco, concentro la vista en el menor y lo beso comiéndose cada parte de esos labios, y bajo hasta la entre pierna del pelinegro, tomo la pierna del menor y comenzó a depositar pequeños besos desde la rodilla pasando por el muslo interior hasta llegar al miembro, el cual mordió y lamió como si fuera un dulce.

- No necesitas que te prepare cierto- dijo usando un tono demasiado sexual. Se quito el kimono y dejo caer su cuerpo sobre el de Alphonse - eres increíblemente sexy - le susurro al oído mientras presionaba su miembro en la entrada del menor.

Sí, definitivamente esas manos tenían algo o simplemente lo tocaba de tal manera que eso lo hacía gemir sin poder resistirse, sus pezones quedaron duros por las caricias que recibió y cada pequeño roce le hacían sentir increíble. –Ahh…~- se removía debajo del cuerpo del otro jadeando cerrando ligeramente los ojos por todas las sensaciones que le recorrían el cuerpo y ladeo un poco la cabeza dándole espacio en su cuello para que aquellos labios hicieran lo que quisieran. –Mmmh…-Gimió bajito al sentir las manos del otro en su trasero, mientras los apretaba ligero para que aquella sensación se prolongara.
Deseaba que lo tocara más, que le rozara cada parte de su cuerpo con sus agradables manos, la excitación era tal que no pudo disimular su erección que aumentó un poco cuando fue besado vorazmente. Estaba siendo devorado de la mejor forma y jadeó alto cuando vio al mayor con la boca en su entrepierna y se estremeció perdiendo la calma. –G-Gin ahhh- musitó mientras llevaba una de sus manos hasta la cabeza contraria y con la otra agarraba la sabana ligeramente, mordiendo sus labios reprimiendo inútilmente el placer.

No podía reaccionar bien, de hace un tiempo que no había disfrutado del sexo tanto como ahora, de verdad lo deseaba, con tantas ganas que le daba miedo. De la nada aparecía un hombre mitad lobo y descubría que su cuerpo le deseaba, que completamente le deseaba. Con otras personas lo hacía porque debía hacerlo, porque para eso trabajaba, pero en este caso por alguna extraña razón era él quien deseaba al mayor, quizás la extravagante forma de ser de Gin le sobresaltaba y terminaba por gustarle.

Escuchándolo atentamente se tensó cortos segundos al sentir el miembro del otro en su entrada y comenzó a mover ligeramente sus caderas haciendo rozar el pene del otro entre sus nalga. Mordió su labio ligeramente reprimiendo sus gemidos y agarró al lobo de los hombros ejerciendo presión mirándolo directamente con una sonrisa lasciva en los labios. –No te contengas, puedes hacerlo como quieras. -le susurró al oído bastante bajito, pero actuando en desacuerdo con sus palabras se levantó ligeramente y con cierta fuerza lanzó al mayor a un costado de él, mientras se subía encima del contrario y rozaba sus nalgas contra el duro ente del otro, derritiéndose de placer, deseándolo más- Gin está duro y caliente… -le decía mientras elevaba las caderas un poco y agarraba el falo del otro con una mano y con la otra lo tomaba del hombro y lo hacía sentar, colocando sus piernas alrededor de las caderas del mayor- Te deseo... Te deseo dentro.- Le jadeó en pequeños susurros, besándole irregular los labios, comenzando a introducir lentamente el miembro en su interior.

Se sobresalto un poco cuando Alphonse cambio las posiciones, no sabia que el chico era tan osado, lo miro mientras este se sentaba sobre el, coloco ambas manos en las caderas del menor y lo ayudo a bajar mordiéndose el labio por el placer que sintió en el momento, jadeo con desesperación, subió una mano al hombro del pelinegro y la otra la llevo al miembro y comenzó a mover su mano lentamente para darle mas placer.
Gin estaba sorprendido de si mismo no había tenido sexo con un hombre y aun así sabia que era lo que tenia que hacer, o mas bien lo que su instinto le indica que era correcto.

- diablos eres delicioso Alphonse - dijo ahogando un gemido mientras besaba al menor, jamas pensó que esas palabras tan obscenas saldrían de su boca pero en estas situaciones era complicado no expresarse de esa manera.

Con un poco de fuerza volvió a cambiar las posiciones quedando como estaban en un principio, tomo al chico por las caderas y lo levanto para así poder entrar por completo en el, comenzó a moverse con ritmo lento, aunque sabia que para Alphonse esta no seria la primera y tampoco la ultima no quería lastimarlo por lo que cada vez que empuja su miembro dentro lo besaba sin detenerse y acariciaba su cabello delicadamente - que tipo de magia usaste para que este en este estado - le susurro al oído solando un gemido cuando sintió que su bajo vientre comenzaba a doler.

Estaba en el éxtasis máximo nada de lo que había sentido anteriormente se comparaba con lo que estaba sintiendo en ese preciso momento, tocando oliendo, besando y sintiendo cada parte del cuerpo ajeno, continuaba moviéndose pero en esta ocasión había aumentado la velocidad, gimiendo al compás de las embestida, jugando con los pezones del menor
- Alph...on....se.- jadeo al oído, mordiéndole el lóbulo de la oreja. Ya estaba llegando al final pero no quería terminar así, se sentiría humillado si esto terminaba aquí por lo que se forzaba a seguir embistiéndolo cada vez mas fuerte, aumentando los gemidos que ya casi parecían gritos de placer,
- Alphonse..... - volvió a nombrarlo usando un tono extremadamente lujurioso
- creo que me vengo.....ngh - gimió, pegando su cuerpo al del menor.

Se sentó por completo en el miembro del mayor y gimoteó de forma alta, estaba tan excitado que no trató de callar su voz; acariciando el pecho ajeno, agarrándose con fuerza de los hombros, movía sus caderas al compás de las embestidas que recibía. Su placer aumentó cuando sintió la mano del otro masturbarle rápido. ¡Que bien se sentía! –Ahhh….- no podía articular las palabras ya que los jadeos se interponían.

Su cuerpo era bastante sensible y los roces los disfrutaba aún más cuando desde el interior deseaba con todas sus fuerzas que lo devoraran. Arqueaba su espalda recibiendo los besos del otro y se dejaba envolver por las sensaciones que sentía por todo su cuerpo. ¿Por qué podía sentirse de esa forma? ¿Por qué el lobo sabía dónde exactamente debía tocarlo para gemir de tal manera? Terminó por pensar que quizás no era la primera vez que Gin tocaba a un hombre y eso le desanimó ligeramente. Pero aun así no se desvió de lo que estaba haciendo, no era el mejor momento para pensarlo, así que siguió gimiendo cerca del oído contrario, tratando de excitar al otro con la voz que salía de su boca.

Se estremeció ligero por las palabras del otro y se sobresaltó cuando se vio devuelta a la posición que había estado antes. Se sintió tan vulnerable y abrió instintivamente las piernas cuando fue tomado por la cintura y miró al otro con evidente excitación mientras sentía que el otro entraba en él. –¡Ahhh Sí!- Se mordió los labios en un acto de éxtasis y contrajo su interior por la excitación. La delicadeza del otro le desesperaba, y jadeaba sin poder parar, con ambas manos en las sábanas comenzó a enterrar sus uñas en ellas, jalándolas un poco moviendo sus caderas a la par con el mayor, correspondiéndole los besos, cayendo como en un conjuro por aquellas manos tan gentiles. –El que está usando magia eres tú… Nnhgg…- suspiró un poco moviendo sus caderas.-¿Q-Qué? ¿P-Por qué?... Ahhh! –gimió con una voz alta- Se siente tan bien, Gin… -Se sentía al límite, pero sabía que podía aguantar un poco más, la verdad estaba a punto de terminar, pero no dijo nada, sólo se dejó llevar.

-Gin, Gin, Gin ¡Ahhh Gin…! -pronunció su nombre despacio, como si le pidiera más con cierta desesperación. Escuchaba su nombre y no podía evitar removerse en la cama ¡Que dijera más su nombre, lo que dijera! –Termina dentro, quiero sentirte.- Las palabras sucias le salían natural y se mordió el labio sintiéndose explotar, comenzando a sentir el orgasmo nacer en su abdomen. Sin poder esperar mucho, terminó por correrse sobre su vientre y un espasmo acompañado por un orgasmo intenso le removía el cuerpo, sin dejar de mover su cadera para prolongarlo. Subiendo sus manos hasta el cuello del otro, los rodeó con ambos brazos y se inclinó aun jadeando, tratando de recuperar la respiración, le plantó un beso bastante profundo, usando su lengua para acariciar la contraria, sintiendo un calor en su interior.

Cuando lo escucho decir lo ultimo le obedeció terminando dentro de el, fue una sensación tan increíble y difícil de explicar que no pudo evitar gemir, se dejo caer sobre el cuerpo del menor jadeando sin mas fuerza solo lo beso y se movió sobre el para dejarse caer a un lado de la cama y no ahogarlo, se acomodo a un costado de Alphonse, y apoyándose en uno de sus codos, observo el rostro del menor y corrió algunos cabellos que le cubrían los ojos, mientras lo miraba se dio cuenta de lo que acababa de hacer se sentía mal por haberlo utilizado así, para su propio beneficio.

- Alphonse, perdón no era mi intención traerte aquí para esto, no se lo que me paso en realidad jamas había sentido este tipo de sensación tan extraña pero a la vez tan agradable - dijo dejando se caer nuevamente de espaldas en la cama se cubrió los ojos con el ante brazo avergonzado por lo que había hecho y mas aun cuando se ruborizo por lo que dijo.

- Se que va a sonar estúpido después de esto pero fue la primera vez que tuve sexo con un hombre - dijo tratando de sonar creíble, sabia que el otro pensaría lo contrario por como actuó, pero no era así - yo no distingo entre sexos da lo mismo si es hombre o mujer, pero llegaste tu y ....... - no pudo continuar ya estaba demasiado avergonzado con todo lo que estaba diciendo.

Se sentó en la cama y lo miro nuevamente tocándole el abdomen - eres hermoso Alphonse no vuelvas a vender tu cuerpo nunca mas - le dijo acercandose y besándolo en los labios sin dejar de acariciar el cuerpo del menor - vaya creo que vas a tener que bañarte - dijo mirándose la mano la cual estaba cubierta de semen.
- vamos al baño - dijo tendiéndole la mano para que lo siguiera - puedes párate cierto o quieres que te lleve - dijo sonriendole.